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De la motivación no se vive, se vive de hábitos.

Recientemente he leído un post de de Tere Luque y me hizo reflexionar.

Disculpadme si vuelvo una y otra vez a lo mismo pero en el sector del fitness, estamos viendo una tendencia creciente hacia la búsqueda de fórmulas “estrafalarias” o supuestamente “revolucionarias” que pretenden transformar el entrenamiento en una experiencia llamativa y espectacular: gimnasios con luces de neón, DJs en directo, camas elásticas… Todo esto puede generar un boom inicial de motivación, captar la atención y llenar salas en el corto plazo.

Pero, ¿es esto lo que realmente necesitamos en el fitness?

Por supuesto que cada uno hace con sus inversiones lo que quiera pero, ¿se busca el rédito económico sin pensar en el cliente a largo plazo?

El deporte y la mejora física no deben ser eventos esporádicos ni espectáculos temporales. Son hábitos. Y la construcción de hábitos saludables no se logra con promesas estrafalarias que emocionan durante unas semanas. El verdadero cambio se encuentra en lo constante, lo sostenible y lo cotidiano.

Sí, puede parecer “menos divertido”. Admitámoslo: el fitness no tiene por qué ser una fiesta diaria. Pero lo que sí debe ser es accesible, realista y, sobre todo, un espacio donde las personas puedan mejorar su vida a largo plazo a través del movimiento, la fuerza y el cuidado de su salud.

Por eso creo que debemos diseñar centros que inviten a las personas a permanecer, no solo a probar. Espacios luminosos, abiertos, cercanos, donde las personas se sientan cómodas y encuentren un lugar al que les apetezca volver día tras día.

El fitness no necesita ser revolucionario; necesita ser transformador a nivel personal. Y para eso, no hay atajos: se construye con constancia, hábitos y un entorno adecuado que invite a mejorar.

¿Tú qué opinas? ¿Estamos perdiendo el foco con estas nuevas tendencias o me equivoco y lo deberia de ver desde otro punto de vista.